Por H.B. Charles, Jr.
En el 2008 viajé a la otra costa del país para cubrir el púlpito en una iglesia durante un fin de semana festivo. Cuando regresé a casa unos días después, esa iglesia me preguntó si consideraría ser el próximo pastor de su congregación. En ese momento, servía en la iglesia donde crecí y donde mi padre había pastoreado. No tenía ganas de irme, mucho menos mudarme al otro lado del país donde no conocía a nadie.
Sin embargo, fue la voluntad de Dios para mí hacer esa transición. Una parte clave para discernir la voluntad de Dios fue mi esposa. Ella se preocupaba por mí. Ella fue abierta y sincera en su consejo. Sus palabras fueron sabias. Aunque inicialmente estaba convencido de que no era el hombre para llenar el púlpito de esa iglesia y planeé decirles que no, mi esposa dijo: “Necesito que sepas que, sea lo que sea que decidas, tienes todo mi apoyo”. Sus palabras me desafiaron a seguir el llamado de Dios y la transición a esa iglesia.
Esta experiencia me recuerda que no tendría ministerio sin mi matrimonio. Demasiados hombres sacrifican su matrimonio en el altar del ministerio. Más allá de la congregación a la que sirve, su ministerio principal está en su hogar. Debes proteger, resguardar y desarrollar tu relación con tu esposa.
Tres maneras de proteger tu matrimonio
Aquí hay tres formas de proteger tu matrimonio en el ministerio.
Tiempo
Dale tiempo a tu esposa. El tiempo de calidad sigue siendo tiempo. Muéstrale a tu esposa que ella es tu prioridad, no solo el recibir tu tiempo restante. Dediquen tiempo juntos en oración, en el cuidado de su hogar, en la crianza de sus hijos y simplemente en estar juntos. Pasa tiempo con tu esposa.
Conversar
Para construir, nutrir y proteger tu matrimonio, debes pasar tiempo hablando con tu esposa. Deberías estar en una conversación continua con tu esposa donde ambos están escuchando y compartiendo. A menudo aconsejo a las parejas jóvenes que eviten la gran “necesidad de hablar” a través de muchas pequeñas conversaciones y líneas de comunicación abiertas.
Confianza
La confianza toma toda una vida para construir, pero solo unos minutos para destruir. Una vez que se destruye la confianza, puede ser imposible reconstruirla nuevamente. Vive de una manera que proteja la confianza que tu esposa tiene en ti y ama bien a tu esposa.
Adaptado de The Pastor’s Marriage on Ministry Grid.
Traducido desde Lifeway Leadership. El artículo original puede ser consultado aquí.
Foto por Andre Hunter en Unsplash
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