Cómo el Evangelio vuelve corazones agradecidos
Greg Travis
Este pasaje se suele usar para decir que Dios nos bendice cuando ofrendamos y reprende todo aquello que impide nuestra prosperidad económica. En esencia, lo que se enseña es que ofrendar y diezmar es un buen negocio, una buena inversión. Yo doy, y como resultado mi economía va a ir mejor.
Malaquías se ubica unos cuatrocientos años antes del nacimiento de Cristo. Es un tiempo en que los judíos están de regreso en su tierra (bajo dominio persa). El mensaje de Malaquías 3:10-11 fue dado en primera instancia a la nación de Israel, que era una teocracia. Dios había revelado en Deuteronomio 28 que había bendiciones muy específicas por obedecer y maldiciones concretas por desobedecer la ley mosaica.
Una de las áreas de desobediencia era la de los diezmos. El resultado de no dar como correspondía según la ley mosaica era que Dios mismo podía intervenir en el clima, a tal punto que no habría buena cosecha (la frase “abro las ventanas de los cielos” se refiere a una lluvia de bendición tanto literal como figurada).
Los diezmos de que se habla acá afectaban directamente a quienes servían en el templo. Era en esencia la comida para los sacerdotes y levitas. La reprensión del devorador tenía que ver con las plagas que afectaban la cosecha.
Me indigna el evangelio de la prosperidad. Distorsiona el evangelio. “Utiliza” a Dios para lograr fines egoístas. Este pasaje se ha usado para motivar a las personas mediante la culpa o con promesas falsas para que ofrenden. Muchas personas rechazan el verdadero evangelio por haber estado expuestas a este mensaje. Explicar esto a otros nos permite corregir falsas percepciones del verdadero evangelio, y nos permite entender que Malaquías 3 tenía un contexto muy diferente del nuestro.
No somos Israel. No somos una nación teocrática. No todo lo que Dios le dijo a Israel se aplica directamente a nosotros. El Nuevo Testamento no habla de un diezmo, sino de ofrendar según cada uno haya prosperado (1 Cor. 16:2). El 10% es una buena guía (como lo es un día de descanso en la semana); pero es un piso, no un techo. Y el énfasis de dar en el Nuevo Testamento es la actitud del corazón.
Jesucristo se dio a Sí mismo por nosotros, y Su sacrificio debería ser nuestra motivación al dar. Cuando damos, estamos respondiendo con gratitud a Su entrega por nosotros. Además, estamos expresando nuestra confianza en Dios y reconociendo que todo lo que tenemos es Suyo.
Agustín de Hipona dijo que lo que en verdad importa no es tanto lo que el hombre posee sino lo que lo posee al hombre. El uso del dinero y nuestra disposición a dar indican si el dinero es nuestro amo o nuestro siervo. Ofrendemos con liberalidad a nuestro Dios, sin esperar nada a cambio, sino con gratitud por todo lo que Él hizo en Cristo Jesús, y como muestra de nuestra confianza en Él.
Un fragmento del libro Textos fuera de contexto (B&H Español)
Leave a Reply